Sí, para cooperarle algo a la tía Queta y a su adorado Gordo.
El tío anunció con mucha pena y casi casi acariciándose sus manitas que ojalá estuviéramos juntos para la boda, me recordó al duende del cuento «la muerte de santa claus» cuando el doctor les iba a dar la noticia. Sólo que en el tío gordo se dibujaba algo parecido a una sonrisa.
Calculo que mi primo tendrá aprox sus 34 añitos en los que mi tío Gordo no le ha querido dar el sí a la tía. Desde aquella vez que se la robó… bueno, que la convenció de darle la mentada prueba de amor. Y como toda novela cursi de antaño, cayó redondita a sus pies.
Vaya, nunca es tarde para cumplirle su sueño. Seguramente ahí estaremos cooperándolo nuestro poco o nuestro mucho reunido, porque la queremos y porque ya no es tan regañona como antes…
Deja un comentario